Masa Madre
La masa madre natural es un fermento compuesto de harina y agua que no contiene ningún tipo de levadura añadida. En la propia harina hay multitud de levaduras y bacterias que provocan la fermentación de las masas de manera espontánea. Esta forma de fermentación, tan antigua como el pan de masa madre que con ella se elabora, aporta un sabor y aroma especiales a las masas y ayuda a controlar su acidez.
Al contrario de lo que podamos pensar sobre la masa madre natural, su elaboración es sencilla, al igual que su conservación. Cualquiera, con un mínimo de interés, puede prepararla sin esfuerzo ni conocimientos específicos. Lo único que se necesita es paciencia, ya que el proceso es lento, y un poco de atención semanal, ya que hay que “alimentarla” para que no se eche a perder y dure toda la vida.
El pan de masa madre es particularmente bueno para ayudar a tu cuerpo a absorber los nutrientes contenidos en sus cereales. La mayoría de los tipos de harina contienen compuestos naturales llamados fitatos, que se unen a los minerales y dificultan que tu cuerpo los absorba. Las bacterias del ácido láctico que se encuentran en los iniciadores de masa madre ayudan a neutralizar estos fitatos, despejando el camino para que tu cuerpo absorba el calcio, hierro, magnesio y zinc (etc.) de los cereales más fácilmente.
La masa madre es buena para la digestión porque llega predigerida debido a que tiene una fermentación más larga. La masa madre es rica en dos tipos de sustancias favorables a la digestión: fibra dietética y prebióticos. Ambos alimentan las bacterias buenas en su intestino. Por lo tanto, el consumo regular de pan de masa madre puede mejorar la salud intestinal y ayudar a la digestión.
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